“Para entender a la Argentina, hay que mirar al mundo”
En Noavestruz, nos visitó el economista Dante Sicca, ex Secretario de Industria y actual director de la consultora ABECEB.COM. En la primera parte de la entrevista, Sicca se refirió a los riesgos, desafíos y perspectivas de las Pymes para el 2007. Además, manifestó la necesidad de que el gobierno genere las condiciones para que los empresarios inviertan a largo plazo y habló sobre la demanda de recursos e insumos argentinos en el exterior.
A menudo en este programa mencionamos la importancia que adquiere la información económica para las empresas, a fin de que puedan tomar decisiones de inversión o de cualquier tipo. Para un empresario no es lo mismo decidir la compra de una máquina en momentos de recesión que cuando se esperan meses de crecimiento ininterrumpido. También es importante saber si la inflación está controlada o se puede escapar.
La argentina pasó en seis años de una de las peores crisis mundiales a un crecimiento a tasas sin precedentes ¿no es un poco brusco el cambio que se produjo de un extremo a otro?
Observándolo de esta manera da un poco de miedo. Después de la caída brutal que tuvimos en 2001, pasamos a cuatro años de crecimiento casi al 9 por ciento, que parece fuera de lo común. Sin embargo, cuando uno mira el ciclo de la economía argentina hacia atrás, el país ha tenido ciclos muy volátiles. Hemos tenido períodos de muy fuerte crecimiento, acompañados después por ciclos de caída del producto, que fueron mucho más volátiles que los de Brasil, por ejemplo, o los de Canadá, un país mucho más desarrollado.
Esto es lo que hace que el empresario tenga una dosis de incertidumbre y se pregunte permanentemente cuándo será la próxima crisis. A un empresario ahora le va bien, tiene un buen nivel de ventas, está creciendo el producto, pero no sabe cuándo va a afrontar la próxima crisis; por eso para empezar a entender lo que está pasando, hay que empezar a comprender lo que está pasando en el mundo, que hoy es totalmente distinto con respecto a lo que era hacia finales de 2000.
Entre los años 1998 y 2001, la Argentina tuvo las siete plagas de Egipto: empezaron los problemas de la crisis tailandesa, los problemas del default ruso, la reversión de capitales que venían hacia los países emergentes, la devaluación brasileña, los problemas internos argentinos, la debilidad con respecto a si la convertibilidad se podía sostener. Es decir, el contexto internacional fue muy desfavorable; el dólar se apreciaba en el mundo y nosotros atados a la convertibilidad a través de la moneda.
A partir de 2000, hay un cambio brutal, cambia el escenario y el principal jugador en este escenario es China que irrumpe en el mercado internacional, seguido en menor medida por Asia y por Rusia. Estos países están en un ciclo de economía sostenido, pero mucho más sostenido que lo que ocurrió en la década del 90'.
Hoy el poder económico se está trasladando hacia China en primera medida. También a otros países de Asia seguidos de India y Rusia, que están permitiendo que la economía mundial crezca como no ha crecido en los últimos 25 años. Vemos tasas sostenidas y baja inflación, a pesar del alto precio de los commodities que tenemos, producto de este crecimiento acelerado.
Las Pymes exportan, en su mayoría, productos manufacturados ¿no es una simplificación enfocar el crecimiento por el lado del aumento de los commodities?
Es difícil pensar en cuánto de lo que estamos creciendo lo aporta el precio de los commodities. Yo creo que hay que mirar que el mundo cambió y está teniendo un nivel de demanda creciente cada vez mayor. Es imposible pensar en los valores de crecimiento de la economía argentina solamente explicados por la economía argentina. Hay un contexto internacional favorable, pero que no solamente lo tiene la Argentina, sino toda la región.
Este año tuvimos elecciones presidenciales muy peleadas en toda la región, y eso no alteró las variables financieras o económicas de los países. Hoy tenemos superávits gemelos: tenemos superávit en la cuenta corriente, porque exportamos más de lo que importamos, y a su vez tenemos superávit fiscal. Esto no ocurre sólo en la Argentina, sino también en Brasil y en Chile, porque el mundo está demandando aquellos bienes que nosotros producimos.
Con el crecimiento de Asia y la maduración de los países desarrollados, la principal región que aporta recursos naturales, alimenticios y algunos insumos industriales, es América Latina. Nuestro país se ve beneficiado en este escenario.
Hoy se ven las tasas de crecimiento argentinas como un gran logro, pero hay que recordar que en el país, más del 50 por ciento de las familias estuvieron por debajo de la línea de la pobreza producto de lo que fue la devaluación y el default juntos.
Hay un contexto internacional que ayuda y empuja, pero también lo que se está viendo es una recuperación del aparato productivo después de haber venido de tener en enero de 2002 una industria que estaba al 50 por ciento de su capacidad. De a poco se fue levantando con inversiones y porque en el país existen elementos, como los productos del sector primario, bienes del sector alimentario, que hoy el mundo está demandando, y que por suerte nosotros los producimos en forma competitiva mundial y permiten este arrastre que está teniendo la economía.
¿Se puede seguir creciendo a este ritmo?
Por supuesto que sí, las condiciones en el mundo están dadas. Por otro lado, hay una pelea entre los economistas. Todos quedamos rezagados el año pasado, porque nos quedamos cortos con el crecimiento pronosticado, y hoy todos se pelean por el 7 u 8 por ciento para este año.
Es cierto que para poder seguir manteniendo estas tasas de crecimiento tan fuertes, debemos tener otras cualidades. Lo que hay que empezar a ver en los próximos años es la tasa de inversión.
A lo mejor la Argentina se estabiliza para adelante pero quizás a tasas menores, del 5 o 6 por ciento. Esto puede parecer poco cuando venimos creciendo al 9, pero en los últimos veinte años hemos crecido en promedio menos del 1,5 por ciento anual. Por eso un ritmo menor, pero sostenido en el tiempo, sería interesante.
El empresario tiene que poder apreciar el mediano plazo con mucha menos "niebla" de lo que lo está viendo ahora, sino las inversiones las realiza pensando a dos o tres años y eso acorta el planeamiento estratégico.
El gobierno tiene que hacer un esfuerzo para generar los menores niveles de incertidumbre posibles. De esta forma, el empresario podrá planificar a largo plazo y hará inversiones que hoy se están necesitando en algunos sectores críticos del aparato industrial.
Ver 2da. parte nota a Dante Sicca
La Argentina puede recuperar la participación en el mercado
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