Hoy sobran capitales de riesgo pero faltan proyectos
En la segunda parte de la entrevista en No Avestruz –Pymes y emprendimientos- el ingeniero Ricardo Ferraro, coautor del libro La ciencia es negocio: manual para emprendedores biotecnológicos, dijo que para concretar emprendimientos de base biotecnológica se necesita "alguien que esté profundamente convencido de lo que está haciendo".
Ver 1ra. parte de la nota a Ricardo Ferraro
¿La biotecnología argentina carece de escala para competir a nivel mundial?
Sí. Pero eso se adquiere. Lo fundamental es que si las ideas son buenas y se llevan adelante pueden llegar a ser globales, y ese es uno de los objetivos que tuvimos con nuestro libro, donde buscamos aclarar ciertas cosas en cuanto a los emprendedores. Más aún, hay emprendedores biotecnológicos argentinos que opinan que si el producto que se va a desarrollar no tiene mercado global, no vale la pena.
¿Y qué sería un producto global hoy por hoy?
Una vacuna contra el SIDA, o una proteína que sirva para algunos efectos específicos.
¿La hormona del crecimiento que sacó Bio Sidus se puede considerar como tal?
Sí. Aunque hay algunos tipos de conocimiento, como el de la hormona del crecimiento, que ya están en el mercado y fueron desarrollados por más de un laboratorio. Está muy bien que se haga, pero me refiero a tratar de darle un cariz empresario a investigaciones desarrolladas acá y que sean originales para que permitan manejar patentes y con eso hablar de cifras distintas y apoyos sustantivos.
¿Qué se necesita para ser emprendedor biotecnológico en la Argentina?
Primero se necesita alguien que esté profundamente convencido de lo que está haciendo, que sabe tomar decisiones y que demuestra a los demás que sabe y que también lo hace en los hechos. Hay una revista norteamericana que dice que se necesita que sea un gran ego maníaco, y que para hacer un emprendimiento exitoso hay que juntar a dos o tres ego maníacos. Yo estoy seguro de que con uno solo basta, porque además la convivencia entre varios ego maníacos no suele ser sencilla. Por otro lado, hay un debate sobre si el emprendedor nace o se hace. Y creo que es mitad y mitad. Con el genio emprendedor se nace, pero aún al más ego maníaco le conviene aprender unas cuantas cosas. Y en biotecnología se suman algunos detalles importantes, porque hay que entender de qué se trata, y es un tema complejo.
Además, se debe distinguir rápidamente que no es un problema científico ni es un problema tecnológico, sino que es un problema de negocios donde lo único que vale es ganar mucho dinero. No es sencillo encontrar gente que cumpla con todas esas condiciones, pero en la Argentina hay ese tipo de personas y en Uruguay también. Un pequeño dato que me parece importante: los inversores de riesgo de los Estados Unidos dicen que de cada cien proyectos que reciben, le dan dinero a uno. De mil, por lo tanto, le dan dinero a diez. Cinco a siete años después, que es más o menos el tiempo de maduración de la inversión de un emprendimiento, de esos diez, tres quebraron, tres o cuatro están cerca de caer y sólo tres andan bien. Luego, cuando salen los inversores y venden sus acciones, con esos tres recuperan una suma de dinero con la cual triplican la tasa de beneficios contando todo lo que gastaron en los que quebraron y todo el tiempo que les llevó estudiar los 990 que rechazaron. O sea, es un muy buen negocio.
Aunque convengamos que para muy pocos.
Exacto. Para muy pocos. Para los mejores. Hay una gran cantidad de empresarios tecnológicos que pasaron por eso. También hay empresas de otro tipo, como Nike, que empezó así, y hay una realidad que se ha repetido varias veces, que es que el inversor de riesgo cuando vendió su parte recuperó 800 dólares por cada uno que puso. Es un buen negocio. Pero creo que la Argentina tiene varias dificultades para esto. Una es que no tiene un mercado de capitales lo suficientemente desarrollado como para que pueda haber muchos inversores para este tipo de cosas…
Eso es lo que me llamó la atención de su libro. Porque habla de inversión de riesgo cuando en la Argentina no existe. Obviamente está hablando de los ejemplos estadounidenses.
Sí, pero es algo que de a poco comienza a aparecer. Más aún, hoy los pocos inversores de riesgo serios, y que se manejan con criterios internacionales, dicen que el problema no es de financiación. Hoy sobra capital de riesgo en la Argentina. Faltan proyectos y equipos de gente que puedan llevarlos a cabo.
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