lunes, abril 02, 2007

Trabajar comunitariamente reduciría la presión impositiva

En la segunda parte de la entrevista en No Avestruz -Pymes y emprendimientos-la Dra. Celina Boccazzi, titular de la consultora ConsuPyme, remarcó que quien quiere llevar adelante un negocio en base a la evasión impositiva “mejor que no se dedique a eso, porque la empresa tiene que ganar aún pagando todos sus impuestos”. Además, destacó la importancia del trabajo en conjunto y la utilización de recursos comunes entre las empresas, como forma de reducir la presión tributaria.

Ver 1ra. parte de la nota a Celina Boccazzi


En el 2004, cuando empezó a mejorar la economía y a aumentar las ventas, cayó drásticamente la evasión, a diferencia del año 2002, en el que la evasión del IVA, por ejemplo, fue altísima. ¿Con esto se puede hacer la lectura de que el problema de la evasión es netamente económico más que cultural?

Fundamentalmente es un tema cultural, pero que es ayudado por el mejor desarrollo económico. Cuando el empresario ve un entorno de desarrollo, de desenvolvimiento, es más proclive a evitar otros recursos que si estuviera en una economía mal desarrollada o con pocas condiciones de avanzar y de generar proyectos. En estos últimos años, estamos advirtiendo un cambio significativo, que si bien “va de la mano” con lo económico, también va aportando sus raíces a lo cultural.

Es cierto que el pequeño empresario, por un tema de “genética empresaria”, muchas veces basa la ganancia de su negocio en introducir una parte de evasión en su actividad.

Sin embargo, incluso en mi actividad docente, no solamente a nivel empresarial sino en la facultad, les digo a los alumnos que quien plantea un negocio teniendo como base evadir impuestos, mejor que no se dedique a eso, porque la empresa tiene que ganar aún pagando todos sus impuestos.

Las épocas de bonanza, que son históricas en nuestro país, siempre han generado menor evasión, porque eso implica que se puede ganar lo mismo sin utilizar otros “mecanismos”.


¿Qué se podría hacer para simplificarle la vida a las Pymes a nivel impositivo?

Si acá hubiera mas conciencia de trabajar comunitariamente entre empresas, probablemente se podría reducir la presión impositiva. Si se trabajara con proyectos para abordar distintos nichos de mercado, ya sea a nivel nacional o internacional, las empresas seguramente utilizarían recursos comunes y, por lo tanto, la presión tributaria que sería ejercida en cada una de ellas, en un conjunto, por un tema de escalas, sería mucho menor.

Lamentablemente, en nuestro país todavía la cultura individualista es muy fuerte y no hay una tendencia al asociativismo. No desde el punto de vista de una cooperativa, sino desde alianzas estratégicas para potenciar recursos y mejorar las rentabilidades.

Una de las cuestiones fundamentales es el tema de la constitucionalidad o no de los impuestos a los Ingresos Brutos que forman parte principal de las arcas de cualquier municipio.

Por un lado, tenemos el convenio multilateral, que abarca a todas las provincias, y por el otro, el tema de las retenciones. Muchas veces se generan saldos a favor porque cuando a mi me paga cualquier organismo del Estado al que yo le vendo, me hace retenciones y finalmente me van surgiendo saldos a favor que no puedo utilizar, y se van acumulando y, a lo mejor, el mes que viene o dentro de 5 o 6 meses no vendo más a esa jurisdicción y me quedan ahí estancados. Y para una empresa pequeña pensar en 4, 5, 6 mil pesos por cada jurisdicción, es una masa de dinero petrificada al cabo de varios ejercicios.


A propósito del libro que estamos sorteando: ¿cuál es la importancia de la inflación en los negocios?

Justamente otra de las presiones tributarias, es no poder reflejar la inflación en los estados contables. Eso hace que se estén pagando impuestos a las Ganancias en forma inadecuada o sobre los bienes, que según las técnicas contables de actualización, permitirían mostrar el alcance genuino del negocio a través del ajuste por inflación.

Incluso desde lo profesional, nosotros tenemos una norma por la cual todo aquello que supere el 8 por ciento anual de inflación, debería ser reflejado. Sin embargo, esta norma actualmente está en desuso porque la AFIP no admite los ajustes por inflación.

En las empresas que realizan grandes procesos productivos, el impacto de la inflación es mucho más importante, que el que hace un bien de consumo perecedero que tiene una gran rotación. Por eso es decisivo que los estados contables reflejen la realidad.

De todas maneras, a la inflación la vemos en lo cotidiano, en el día a día, cuando vamos a comprar y nos damos cuenta de que ese carrito que hace un año estaba completo, hoy está por la mitad o menos. Y eso provoca un impacto. Sin embargo, a ese impacto a veces no lo queremos ver en los estados contables y “miramos para otro lado”.


¿A cuánto asciende la recaudación del impuesto a los Ingresos Brutos en la Ciudad de Buenos Aires?

Si pensamos que está entre el 1,5 por ciento para las Pymes productivas y el 3 por ciento para las empresas comerciales o de servicios, hoy en día es el principal ingreso del Gobierno de la ciudad, más allá del impuesto de Alumbrado, Barrido y Limpieza.

Es uno de los mas importantes. No solamente de la Ciudad de Buenos Aires, sino también, de cualquiera de las jurisdicciones, porque está gravando dos veces el proceso productivo de cualquier organización.


¿Qué dice la literatura tributaria internacional acerca de los cambios impositivos que bajan la presión impositiva, por ejemplo, vía eliminación de impuestos. ¿La situación cambia para mejor? ¿Mejora la recaudación de los otros impuestos?

Generalizar es muy difícil porque cada región tiene bases de tributación sensiblemente diferentes, y están planteadas en función de las economías. Toda Latinoamérica, en general, tiene grandes presiones tributarias para las pequeñas empresas, y no hay una base equilibrada y ajustada para que paguen de acuerdo a su patrimonio.

Estamos gravando activos en lugar de patrimonios.

En todos los países, el impuesto a las Ganancias o a la Riqueza, es una base contributiva importante, porque el principal socio de cualquier empresa es el Estado. Pero en otras culturas se ve la aplicación, o devolución de ese impuesto, en otro tipo de servicio para la comunidad, que todavía es lo que nos falta resolver.

Si bien es cierto que nuestra base de evasión ha bajado, la educación, la salud y la seguridad no han acompañado el proceso de evolución en las mismas proporciones, y estos impuestos que son parte del Tesoro Nacional, están dedicados a estas funciones básicas del Estado.

La experiencia internacional, es tratar de centralizar la recaudación impositiva en 3 o 4 impuestos que sean de fácil control y aplicación.


¿Cuál sería en el caso de la Argentina?


Muchas veces se da que el empresario destina gran parte de su evolución a los impuestos.

Tendríamos que centralizarnos en el impuesto al Valor Agregado, que también es de orden mundial, y en el impuesto a la Riqueza o a los Activos, y no en todos los impuestos municipales y provinciales. Hay muchas tasas, como las de seguridad e higiene, o cartelería, entre otras, que tienen fuertes multas por el no cumplimento.


Cambiando de tema y aprovechando que Ud. trabaja con Pymes, ¿Cómo ve a estas empresas después de varios años de crecimiento a tasas importantes? ¿Percibe voluntad de crecer, de invertir, o siguen “con el pie en el embriague” por las dudas?


Ahí también está el tema cultural y formativo. Hay gente que tiene espíritu empresarial y se capacita, pone fe y ahínco en desarrollar proyectos, ve siempre “el lado del vaso lleno” y está dispuesta a asumir un riesgo y sigue adelante durante las crisis.

Con esa gente es bárbaro trabajar porque siempre quiere recibir información y aprovechar los distintos programas de asistencia técnica y financiera que existen en el mercado. Por supuesto que la época de bonanza ayuda a embarcarse mas rápido en hacer cosas innovadoras, a incorporar tecnologías, Internet y, fundamentalmente, a posicionarse en el mercado, y que un producto o servicio se conozca.

Por el otro lado esta el pesimista, el que nunca ve el lado positivo, y está destinado a quedar en el mismo segmento, o va a tender a desaparecer por el crecimiento de los demás.

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