viernes, noviembre 24, 2006

El desafío de ser actor y emprendedor a la vez

Noavestruz recibió al prestigioso actor Arturo Bonín y su socio Omar Weschung, quienes dirigen un emprendimiento de artículos de promoción textil. Ambos se refirieron a los orígenes de Puerto Sur y a cómo lograron consolidar la marca a través de la innovación en el diseño y a la calidad de los productos.


Puerto Sur es un emprendimiento de artículos de promoción textil que nació hace cuatro años, dirigido por uno de los actores con más renombre de nuestro país, Arturo Bonín, su esposa Susana Clark, y su socio, Omar Weschung. En Noavestruz pymes y emprendimientos, Arturo Bonín nos contó cómo hace para cumplir con las dos actividades al mismo tiempo. Por su parte, Omar Weschung, se refirió a las dificultades que encontraron en el camino y a cómo lograron superarlas.


¿Cuáles son las razones que te llevaron a encarar un emprendimiento? ¿Fue por necesidad o por hobby?

Arturo Bonín: Hace muchos años, cuando yo trabajaba de otras cosas, a menudo decía “qué bronca no poder vivir de la profesión”. Ocurre que en la actuación, muchas veces, se hace difícil. Ahora, que uno vive de la profesión, a su vez, está esclavo de ella y a veces hace cosas que no le gustan. Inclusive, uno acepta trabajos que requieren un esfuerzo mayor del que tiene ganas, voluntad o posibilidad de hacer. Por ejemplo, una tira diaria demanda 10 o 12 hs. de trabajo efectivo y concreto, más las horas previas y posteriores. En ese caso, la vida de uno queda reducida a un despojo que llega a su casa, se tira en una cama y duerme. De esta manera, no comparte nada con la familia ni con los amigos.

Hace tiempo que con Susana estábamos en la búsqueda de una alternativa para esta situación. No queríamos vivir de otra cosa, pero sí tener otro emprendimiento que nos permita ser un poco más selectivos en cuanto al trabajo actoral, ya que con Susana compartimos todo. Ella también es actriz, hemos realizado giras, trabajamos en cine, televisión y teatro juntos, pero siempre con la idea de “¿por qué no tener otra cosa al margen que nos permita tener un poco más de libertad?”.

Acá aparece la figura de Omar, que tiene una gran trayectoria en imponer marcas, en el campo del diseño, en estar en el medio y demás. En ese momento, él nos hizo una tentadora oferta: nos contó que quería arrancar con un emprendimiento y nos explicó como sería (en un principio arrancaríamos con lo textil). Esto fue hace cuatro años, en ese momento empezamos a hablar. La actividad empezó a moverse un poco hace tres años y hace dos, apareció el primer producto, que fue como un sueño. A juzgar por los resultados que se han dado hasta ahora, estamos muy contentos.


Omar, en tu caso ¿cómo se dio el tránsito hacia la actividad emprendedora?

Omar Weschung: como Arturo, yo también estaba un poco cansado, trabajé muchísimos años en publicad y me cansé de posicionar marcas para otros...


¿Sentiste nostalgia por la seguridad de la relación de dependencia?

Omar Weschung: Definitivamente no, porque fue una decisión mía. No tengo 30 años, por eso fue muy pensado. Después de muchísimos años de trabajar en publicidad, dedicarme a desarrollar marcas y posicionarlas, sentí la necesidad de hacer algo para mí: crear una marca y luchar por eso. La verdad es que no extraño lo otro, porque en publicidad el trabajo es bastante agotador. Es una responsabilidad muy grande, en la espalda de uno hay mucho dinero, uno tiene que hacer una campaña que sea positiva y a veces no lo es.


¿Y como surgió la idea original?

Omar Weschung: Viendo en el exterior cómo se manejaba la venta de artículos de promoción de cada país, pensé qué hacia falta en Argentina. Y se me ocurrió esta idea de diseñar algo que tenga que ver con Argentina y con un concepto nuevo. La meta era crear productos que tengan que ver con nuestro país, pero fuera de lo tradicional.


¿Por ejemplo?

Omar Weschung: en Nueva York, cuando entré en un negocio, encontré cosas maravillosas con la bandera estadounidense, lo que se te ocurra. Por supuesto que ahí me fijaba en la creatividad, más que en los colores. Pero notaba que acá era siempre lo mismo, todo muy aburrido, la típica remera blanca con un obelisco, con la imagen de Gardel o de Maradona. A partir de ahí, pensé en una marca que nos identifique. Así nace “Che vos”, que ya está registrada. Empezamos a idear un concepto que tenga que ver con diseño, con moda y con identidad. Si bien hay todo un desarrollo hecho en función de muchos productos, arrancamos con lo textil, con 8 o 9 modelos distintos de diseños de remeras para mujer, hombres y niños. Además, comenzamos en un punto de venta que para nosotros fue estratégico, los “Duty Free” de los aeropuertos, en Ezeiza y Ushuaia.


Supongo que no es nada fácil entrar en esos lugares…

Omar Weschung: No es nada fácil entrar porque es un punto donde esta el público objetivo: el turismo. Después de tres meses de idas, vueltas y negociaciones, mostramos lo nuestro y gustó, no solo por la calidad, sino también por la idea de un producto innovador. En ese momento entramos tímidamente, y hoy estamos en tres puntos de venta distintos dentro del “Duty Free”, con un posicionamiento muy importante. No somos los primeros, pero andamos ahí. Desde hace un año, además, estamos en el Parque Nacional Iguazú, con el cual hicimos el mismo proceso de mandar muestras y de negociar; y ahora nos ofrecieron tener un punto exclusivo para los productos “Che vos”. Ahí sí desplegaríamos toda la gama de productos, no solo lo textil.


¿Cuáles son los pilares del nuevo diseño que tratan de imponer? ¿En qué hacen eje?

Omar Weschung: primero, las tendencias de moda. Para niños y mujeres, estamos buscando los tonos que más se usan de acuerdo a la temporada. Pero tratamos de seguir la línea de los colores básicos: los azules, celestes y blancos.


Arturo, ¿tenías antecedentes en materia emprendedora?

Arturo Bonín: Sí, había antecedentes. Hace cinco o seis años, Susana vino de Europa con un par de ideas maravillosas relacionadas con unas esculturas urbanas que había visto en Israel. Unos juegos de colores y de volúmenes muy interesantes que ella “se mandó” a proyectar acá, junto con una socia. Fue un emprendimientos de aquellos, muy importante, con carpinteros, herreros y talleres. Inclusive, llegaron a “copetear” con nosotros lo que después nos dimos cuenta que era un emprendimiento privado a partir de la Municipalidad de San Isidro, que hace toda su costanera con esas esculturas urbanas. Hicimos trabajos con computadoras de montaje; fue realmente importante y tenía mucha proyección. Pero resultó nada más que un trabajo de distracción que hicieron con nosotros, para después lotearlo y hacer esas torres que le van a tapar el sol a la gente.


La primera conclusión que sacamos entonces es que es difícil triunfar la primera vez en la intención de emprender

Omar Weschung: claro que es difícil, la voluntad siempre está, pero en el camino siempre encontramos muchos inconvenientes que hay que ir sorteando.


¿Qué opinan de profesionalizar la gestión para el emprendimiento propio?

Arturo Bonín: Creo que es lo que corresponde, por eso mismo, hasta ahora, contamos con las capacidades puestas al servicio de esta necesidad. Omar trabaja en la parte creativa, en la parte administrativa está Susana, que es “casi contadora” por decirlo de alguna manera. Además, trabajamos con un estudio de abogados y de contadores. El problema es que para optimizar todo esto hace falta más recursos, que no se obtienen tan fácilmente. La inversión que venimos haciendo a lo largo de estos 4 años cada vez se hace más dificultosa. Si bien podemos decir que es un éxito lo que tenemos entre manos, que vamos por un buen camino, es cierto que a veces, uno tiene necesidades de cierta urgencia. En este caso, cuando no se cuenta con la complicidad del Estado o de algún organismo oficial que estimule, colabore o apoye, se hace muy dificultoso...


Muchas Pymes desconocen buena parte de los instrumentos que brinda el Estado, como por ejemplo el Programa de Reestructuración Empresarial dependiente de la Sepyme, que consiste en aportes no reembolsables. Ayuda a pagar desde consultores hasta cualquier otro tipo de servicio y da una mano importante a las empresas. Creo que le falta difusión a estos instrumentos, porque muchas no los conocen...

Arturo Bonín: Por supuesto, uno ignora una cantidad de cosas. En esto, Omar es mucho más entendido que yo. En algún momento nos hemos acercado al Centro Metropolitano de Diseño, que depende del Gobierno de la Ciudad y ahí no encontramos la posibilidad de tener un canal donde volcar y recoger cosas. De repente, en aquel entonces estábamos en otra instancia.

Omar Weschung: Generalmente el apoyo es muy complicado. Cuando fui a la charla, eran infernales las planillas que había que completar. Primero, tenías que contratar a un contador para que te llene los formularios, además de otros tantos requisitos. Sin duda, no resultó.


Ante esas dificultades, ¿cómo hicieron ustedes para dar el puntapié inicial?

Omar Weschung: lo hicimos en forma individual. Nosotros fuimos nuestros propios bancos, asesores y aportadores. Fundamentalmente, fueron nuestras ganas las que nos empujaron a hacerlo. Por supuesto, se tuvo que hacer una inversión inicial, pero lentamente fuimos creciendo, aunque con los inconvenientes que todo esto trae cuando uno no tiene respaldo.


¿Cómo arrancaron con la producción, que es un todo tema?

Omar Weschung: La producción fue creciendo de a poco, porque no tenemos talleres propios y hacemos todo los que es costura y estampado afuera. Empezamos con un taller y ahora estamos trabajando con tres, porque la demanda es mayor. De todas formas, siempre estamos buscando nuevas alternativas por el tema de la calidad. Tuvimos muchos problemas por la confección, por la estampa y por los algodones. Recién ahora estamos llegando al punto que queremos.

Arturo Bonín: cuando Cataratas hizo la primera compra, la respuesta fue “estamos muy contentos porque la muestra es igual al producto que mandaron”, porque generalmente, las muestras son óptimas y después la calidad del producto es inferior. Estas son las dos puntas que tratamos de mantener: el diseño y la confección, las cuales Omar está constantemente controlando.


¿Cuáles son las dificultades más comunes que encuentran en este momento?

Arturo Bonín: a veces, el Estado nos trata como si tuviéramos más plata que las grandes empresas, y no nos perdonan una. Esta falta de estimulo que hay hacia las pymes me parece lamentable por parte del Estado. Creo que tendría que haber algún mecanismo de apoyo, ya que estamos creando fuentes de trabajo y una economía real, no una mentirosa, que destaca que la desocupación es del 10.2%, cuando consideran que una persona ocupada gana 350 pesos por mes. Estamos contribuyendo a una economía real, por eso pedimos que nos traten con un marco de mayor realidad.

Omar Weschung: En cuanto a la empresa en sí, lo más difícil y que recién ahora estamos sorteando con éxito, es obtener mayor calidad en los productos y conseguir buenos talleres. Es decir, lograr que el producto sea de primera calidad no nos es fácil porque uno tiene que pelear a diario con quienes son los responsables de que el producto llegue en mejores condiciones y en mejor estado.


Finalmente, entre las proyecciones de Puerto Sur, Omar Weschung destaca la de llegar a la producción propia y comenzar a exportar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No m ehubiera imaginado que un actor tengo un emprendimiento de ese tipo.

Andres

Anónimo dijo...

Realmente me pareció muy interesante porque cuentan como fueron los primeros pasos, los distintos inconvenientes y como fueron creciendo.
Particularmente me atrajo la nota porque yo también estoy comenzando un emprendimiento textil similar y en algunos aspectos me sucede lo mismo.
Muy buena!!!
Roberto - Cap.Fed.

Anónimo dijo...

hola necesito contactar a Arturo Bonin para una nota, si por favor pueden enviarme datos o mail de el o pagina a prensatop@hotmail.com
Virginia
muchas gracias